“… y el poderoso
Agamenón se levantó
empuñando el cetro,
que Hefesto había fabricado con esmero.
Hefesto se lo había
dado al soberano Zeus Cronión;
por su parte, Zeus
se lo había dado al mensajero Argicida.
El soberano Hermes
se lo dio a Pélope, fustigador de caballos,
y, a su vez, Pélope
se lo había dado a Atreo, pastor de huestes.
Atreo, al morir, se
lo había dado a Tiestes, rico en corderos,
y, a su vez,
Tiestes se lo dejó a Agamenón para que lo llevara
y fuera el soberano
de numerosas islas y de todo Argos.
En él apoyándose…”
(Homero: Iliada)
“… [Agamenón] cogió
el paterno cetro, siempre inconsumible…” (Homero: Iliada)
“... ni tú, ¡oh
Pelida!, pretendas disputar con el rey frente a frente, pues siempre ha
obtenido honor muy distinto el rey portador del cetro, a quien Zeus otorgó la
gloria...”
“Él [Ulises] por su
parte, yendo al encuentro del Atrida Agamenón,
recibió su
ancestral cetro, siempre inconsumible…” (Homero: Iliada)
“… sea uno el
caudillo…
a quien ha otorgado
el taimado hijo de Crono
el cetro y las
leyes…” (Homero: Iliada)
“… y con el cetro,
[Ulises] la espalda y los hombros le golpeó [a Tersites].
…Un
cardenal sanguinolento le brotó en la espalda
por obra del áureo
cetro…” (Homero: Iliada)
“…y Ulises,
saqueador de ciudades
se levantó con el
cetro en la mano…” (Homero: Iliada)[1]
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