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Carro de Heracles

 

Hesiodo (El escudo):

[Heracles a su cochero Yolao antes del combate con Cicno)]: ¡Amigo mío! Ahora tú, rápido, toma las purpúreas riendas de los corceles de rauda pezuña y haciendo crecer un gran valor en tu pecho, dirige recto el rápido carro y el brío de los corceles de rauda pezuña, sin miedo alguno al estrépito de Ares matador de hombres [Cicno es hijo de Ares]; el cual ahora, con sus gritos, hace retumbar el sagrado 100bosque de Febo Apolo, soberano de certero dardo; pero a buen seguro que por muy violento que sea, va a saciarse de guerra... ¡Héroe Yolao, vástago de Zeus! No está ya lejos el violento combate; y tú, tan diestro como fuiste en anteriores ocasiones, así también ahora haz girar por todas  partes a Arión, gran caballo de negras crines, y ayúdame como puedas.

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