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Piel de las vacas de Apolo

Himnos homéricos (a Hermes):
... Mientras avivaba el fuego la fuerza del ilustre Hefesto, arrastró puertas adentro dos vacas mugidoras de torcidos cuernos junto al fuego. Su fuerza era mucha. A ambas las derribó al suelo de espaldas, jadeantes, e inclinándose, las hizo rodar, punzándoles los meollos. Empalmaba tarea con tarea, tajando las carnes pingües de grasa. Asaba a la vez, ensartados en espetones de madera, trozos de carne, el lomo, ración que honra, y la negra sangre aprisionada en las vísceras... En cuanto a las pieles, las tendió sobre una aspérrima roca. Aún ahora después de eso, al cabo de mucho tiempo siguen allí, pese al incalculable tiempo transcurrido... vio las pieles de vaca sobre una roca inaccesible y en seguida le preguntó al glorioso Hermes:
-¿Cómo pudiste, bribón, degollar dos vacas, siendo un recién nacido y pequeño? Yo mismo me inquieto de tu fuerza en el futuro. Es preciso que no crezcas mucho más, Cilenio, hijo de Maya.

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