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Fíbulas de Edipo

Apolodoro: A la muerte de Anfión ocupó el 7trono Layo, que se casó con una hija de Meneceo, a la que unos llaman Yocasta y otros Epicasta. El oráculo le había advertido que no tuviera descendencia, pues su hijo habría de ser parricida; a pesar de esto él, embriagado, yació con su mujer. Cuando nació el niño, después de perforarle los tobillos con punzones (con punzones de hierro, o con fíbulas de oro, según Eurípides), lo entregó a un pastor para que lo expusiera. Éste abandonó al niño en el Citerón, donde lo encontraron unos boyeros de Pólibo, rey de Corinto, y se lo llevaron a Peribea, su mujer. Ella lo tomó a su cargo haciéndolo pasar por hijo suyo, y después de curarle los tobillos, lo llamó Edipo a causa de sus pies hinchados

 

Tras ahorcarse Yocasta, Edipo, “Arrancando de los vestidos [de ella] las fíbulas de oro con las que se adornaba, las levantó y se hirió con ellas las órbitas de los ojos”. 

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