(R.G.:13.c) Llegó un tiempo en que el orgullo y el mal genio de
Zeus se hicieron tal intolerables que Hera, Posidón, Apolo y todos los demás
olímpicos, con excepción de Hestia, lo rodearon de pronto cuando dormía en su
lecho y lo ataron con correas de cuero crudo, enlazadas en cien nudos, de modo
que no pudiera moverse…
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