En cierta ocasión, Tiresias, el
adivino, observó a dos serpientes acoplándose. Cuando le atacaron, golpeó a la
serpiente hembra con su bastón de madera de cornejo, un regalo de Atenea, y la
mató. Por ello, Tiresias se metamorfoseó en una hermosa mujer. Tiempo después,
observó el mismo fenómeno en el mismo lugar y esta vez mató a la serpiente
macho, recobrando así su forma varonil.
Véase también “Báculo de Tiresias”.
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