El hallazgo del anillo de Giges, aparece
en La República de Platón: «Giges era un pastor al
servicio del rey de Lidia. A continuación de una gran tormenta y de un
terremoto, el suelo se había hendido y una anchurosa abertura se había formado
en el lugar donde pacía su rebaño. Asombrado por esta visión descendió adentro
del agujero, y se cuenta que entre dos maravillas vio un caballo de bronce,
hueco, horadado con puertecillas. Asomado que hubo la cabeza a través de ellas
vio en el interior a un hombre que estaba muerto, según toda apariencia y cuya
talla superaba la talla humana. El muerto estaba desnudo; tenía solamente un
anillo de oro en la mano. Giges lo cogió y salió».
Este anillo es, en lo esencial,
igual al que Frodo Bolsón intenta llevar a la Montaña del destino:
Vuelve invisible a su portador. Pero la cosa tiene truco: su poder mágico sólo
actúa “cuando Giges gira el engaste de su sortija hacia él, para adentro de su
mano.” (J.Ch.)
En cualquier caso, el pastor se hace
inmensamente rico.
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