Apolodoro:
Cuando Minos se enteró de la huida de Teseo y sus acompañantes, encerró
en el laberinto al culpable Dédalo con su hijo Ícaro, que le había nacido de
Náucrate, esclava de Minos. Entonces Dédalo fabricó alas para él y su hijo, y
advirtió a éste en el momento de levantar el vuelo, que no volara muy alto para
que no se soltasen las alas al derretirse la cola por el sol, ni cerca del mar
para que no se desprendiesen por la humedad. Pero Ícaro, entusiasmado,
desoyendo los consejos de su padre, voló cada vez más alto, hasta que, fundida
la cola, cayó al mar llamado por él Icario y pereció.
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